Historias de Amor a Través de la Gastronomía: El Vínculo Entre la Comida y el Romance

Historias de Amor a Través de la Gastronomía: El Vínculo Entre la Comida y el Romance

Se dice que existen cinco lenguajes del amor: las palabras de afirmación, el tiempo de calidad, dar regalos, el contacto físico y los actos de servicio. Para los amantes de la cocina sin embargo, estos quizá no alcancen. Cocinar involucra todos los sentidos, todas las emociones y todas las acciones; cocinar es su propio lenguaje de amor. 

 

Tan solo con decir eso quizás empieces a recordar algunas de las formas en que asocias el amor con la comida, pero veamos algunas historias de amor que se hacen realidad a través de la gastronomía. 

 

¡Pórtate bien!

No hay amor más sincero que el de una madre y no hay muestra más tangible de ello que todos esos platillos, sencillos o complejos, que se sienten como un apapacho a lo largo de nuestra vida. La cocina de mamá es ese beso y ese abrazo por las mañanas antes de partir a la escuela cuando te despide con un “¡pórtate bien!”, es tu postre preferido el día de tu cumpleaños, es la ilusión de estar sentado a la mesa en noche buena. La primer historia de amor de nuestra vida.

 

¿Quieres venir a cenar?

El amor también huele y sabe al plato que te atreviste a preparar por primera vez, para el que llamaste a tu abuela para pedir la receta familiar, o para el que viste decenas de videos en internet antes de preparalo, para que al final, te atrevieras a preguntarle a ese alguien especial si quería pasarle a cenar a tu casa. Hay quienes dicen que así se puede amarrar a una pareja, pero nosotros no sabemos de eso.

 

¡Me titulé de la licenciatura en Artes Culinarias!

¡Conseguí el trabajo que tanto quería!, ¡llegué al los 30!, ¡mi gato cumple años! o cualquier otra excusa que se te cruce por la cabeza. Amor también es esa sincera muestra de amistad del que te prepara un platillo especial para la ocasión. Como decía Edouard de Pomiane: “Preparar una cena para un amigo es poner en la olla todo el cariño y la buena voluntad, toda la alegría y el entusiasmo, de modo que después de tres horas de cocción se escape un soplo de felicidad por debajo de la tapa”.

 

Sí 

El amor se sella al dar un sí, pero se recuerda y se revive con lo que comiste esa noche, con lo que elegiste como tu cena de bodas, en el exótico sabor que probaste en tu luna de miel y en lo que preparas cada vez que llega el aniversario. La cocina y el amor van de la mano en una historia de amor sin fin que mantenemos vivo a través de nuestro propio lenguaje del amor. 

 

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